Como te Sentís Después...?

Como un abandono taciturno flotando como el suave vaivén de cortinas al compás de esa brisa que se precipita paulatinamente por la hendija de una ventana entreabierta.
El amargo sabor del desasosiego y esa inmunda sensación que mezcla jovialidad y cariño, dolor, orgullo y templanza.
Un olvido forzado por una distancia ostensible, que irónica y fugazmente, hace reavivar esa llama que un tiempo atrás tanto quemó. Emprender un viaje por el mismo camino sensacional de aquellas emociones. No podrías imaginar el dolor cavando bien adentro nuevamente, no podrías soportar, abriéndose esa herida que ya callada, terminando estaba de cerrase…
Aparecen a este destello de realidad paralela, un embrutecido manantial de recuerdos, que sin mesura avanzan sobre ti, pisoteándote como una tropilla enfurecida liberada con rumbo hacia ningún lugar. Se desvanece y reaparece inexorablemente, sin tiempo a dejarse ver ni contemplar. Solo apareciendo. Solo, recordando, vigorizando y confundiendo.
Un encuentro repentino con aquel espejo del pasado, con aquella realidad hiriente y bien presente, que no deja ni se permite, olvidar ni olvidarse. Esa composición de hermosas melodías y la recopilación de frases que se fueron tallando en esas fortificadas paredes, quienes padecieron la erosión del paso del tiempo ausente, pero que aún allí, yace su vestigio. O lo que queda de el.
Con el retumbar de esos ecos impacientes que se pueden oír de los lugares más recónditos. Solicitando, necesitando enfurecidos, lo que les fue arrebatado…

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