Sueños Insomnes

Atormentado por recuerdos en esta fría noche dejo volar mi imaginación transportándome hacia lo mas profundo de mí, encontrándome allí con un fuerte dolor en medio de mi pecho que me perturba todas las noches intentado escapar para poder expresar todo lo que siente. El intentar contenerlo es absurdo ya que es demasiado fuerte e insostenible.
Dejo librar mi mente para darle un respiro al corazón, pero solo tengo tu imagen grabada en ella.
Esta incertidumbre de no saber que es lo que tu corazón siente, solo me lleva a colapsar esta nostalgia, dejándome en la agonía de tenerte...Solo si pudieras estar aquí en este instante para así esparcir este cúmulo de besos por tu cuerpo, susurrándote al oído cuanto te amo y dejándote grabado mi perfume en tus sentidos para así nunca poder olvidarme.
Llenando de magia la noche en el momento que nuestros cuerpos rozaran y deteniendo el tiempo por un instante para de ese modo convertir aquel momento en lo eterno e inmensamente sublime, dejando de esa forma, librar ese tormento que me acecha cada noche... Podría borrar toda historia, todo sentir, todo dolor, toda palabra, todo beso, toda caricia; pero jamás podría borrar aquella imagen de tu rostro empapando de negras lágrimas tus mejillas, marcando éstas, un sendero inconmensurable hacia tus labios, deseando llegar a ellos como éste lo hacía. Repitiendo cada una de tus palabras voy cayendo en el silencio definitivo del sueño, quedándome completamente dormido. Es allí el único lugar en el que me encuentro seguro y protegido donde no puedas herirme, solo allí puedo inventar realidades, sentimientos, ilusiones, momentos, consecuencias... Pero en el instante que despierto me encuentro con esta realidad hiriente, donde me doy cuenta de que todo aquello que inventé ya no existe y quizás nunca exista; y deseo quedarme adormecido nuevamente para no soportar más este dolor; este dolor de quererte y no tenerte, ese dolor de saber que estas pero no conmigo, el mismo de besarte pero no sentirte, de tenerte pero no poder verte... y me doy cuenta entonces, que ya tampoco soy dueño de mis sueños, porque te los has adueñado llevándotelos contigo.

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