El Par (Cuando encontramos algo que no buscamos)

Cosas como esas son las que te hacen disfrutar la vida, las que hacen que cuando te vayas de dormir lo hagas con una sonrisa en tu rostro. Hay veces que cosas como estas no te dejan apreciar otras tan maravillosas que trascienden frente a ti...
Enceguecida por un par de zapatos, emprendes la búsqueda en la que nada podrá detenerte. Solo quieres esos y nada más que esos, te recorres todos los negocios buscándolos con tanto fervor hasta que llegas a esa vidriera donde por fin los encuentras. Y te zambulles a probártelos para sin pensar, adueñarte de ellos. ¡Bien! te los pruebas, pero te das cuenta que son un talle menor que lo que tu buscabas, te quedan chicos, pero has luchado tanto para conseguirlos que ya no te importa y te los llevas de todas formas...
Comienzas a usarlos y vas sintiendo que te van lastimando, pero es tan enceguecido el amor que sientes por ellos que no te importa aquel dolor, sin concebir que cada día irán lastimando más en ti. Pero aún así, le das la oportunidad de que algún se irán "amoldando" para así encajar mejor en ti, lo que dificilmente sucederá...
Llegado el momento que el dolor supera tus expectativas, se tornaba insoportable, decides furiosa aventarlos, dejándolos en un rincón de tu habitación...Era ya muy fuerte y no soportabas más tantas heridas sobrepuestas en un mismo lugar...
Caminas luego, en pies descalzos rumbo a ningún lugar, cuando te comentan que ha aparecido un nuevo par. Indiferente pero inquieta por la incertidumbre, quien es mas fuerte que tu indiferencia, decides ir a conocerlo, lo ves y te llama un poco la atención pero no es lo tan llamativo como pensabas, pero hay algo en él que te llama la atención, te inquieta, pero sigues tu camino. Día a día este interés por aquel nuevo modelo se fue acrecentando hasta llegar a preguntar por ellos. Este interés fue siendo cada día más insostenible, y por fin te decides a probártelos, en el momento que lo haces, sientes una nueva sensación nunca antes experimentada, pero no te deja de conformar... hay algo, algo que aún no te termina de convencer. Aún así nuevamente lo intentas y llegas a comprender que fue porque nunca antes habías tenido uno de ellos. Es desde aquel día que comienzas tu efímero rumbo con aquel nuevo par. Te vas dando cuenta mediante su uso que vas encontrando en ellos algo antes no hallado, una relación con ellos que llegaba muy dentro de ti, una sensación muy extraña, pero bella al fin.
Una noche decides salir con ellos... hacía tiempo ya que no los usabas, entonces decides hacerlo... Transcurre la noche y lo pasas de maravilla junto a ellos. A la noche siguiente no los tomas, sales con otro estilo, pero los dejas ahí cerca de ti por si acaso cambiaras de opinión. Pero pasaría algo inesperado...
En medio del camino nocturno, aparecería el antiguo par que antes habías arrojado. Sin poder contenerte al verlos, corres a ellos a abrazarlos, haciéndote recordar lo tanto que habías luchado por ellos, todo lo que habías recorrido para encontrarlos, lo mucho que con ellos habías caminado, pero olvidándote lo mal que te habían hecho y lo tanto que te habían lastimado. Es allí donde despides hacia tus espaldas los que la noche anterior te habían acompañado, sin ver donde los arrojabas...
Vuelves al viejo camino que recorrías antes con aquel par que ha regresado, con la esperanza de que este tiempo que los habías dejado en aquel rincón cambiarían para así pudieras usarlos como debías, sin dolores, sin molestias, sin heridas... Y te das cuenta que no te molestan, que no te hieren, pero esto solo sucede por el tiempo que pasaste sin usarlos y la falta de costumbre que esto generó. Sin darte cuenta que a medida que pase el tiempo, todo volverá a ser como antes; volverán a lastimarte, volverán a apretarte mientras caminas por estos senderos, volverán a defraudarte, a herirte y terminarás convenciéndote que se repetirá la misma historia...

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